viernes, 19 de septiembre de 2008

Ojitos

Una obra en construcción es algo realmente complicado, aunque no lo parezca, dentro de tánta mugre hay un sinfín de detalles. Que niveles, escuadras, cotas, más escuadras, más cotas, planos que están mal, planos que están bien, planos que no coinciden, problemas del terreno, inclemencias del tiempo, accidentes laborales nada gratos, máquinas que se rompen, egos que también se rompen, orgullos que caen. De las obras en construcción hay que sacar las aguas estancadas, luchar para que todo esté seco y ordenado, que parezca limpio y terminado aunque falte una eternidad, que cuando venga el propietario no vea los desastres que existen y hay que saber disimular las demoras. Créanme cuando les digo que si creen que hallaron al mejor constructor, en realidad, al mitad de lo que piensan, es falso. No lo podrán demostrar.


"Ojitos azules" le decían en la obra y él se calentaba, "Ojitos azules" le decían en tono musical y más se calentaba. El capataz, que también le tenía bronca, lo mandó con una barreta a cavar pozos en la piedra, estaban cimentando una casa en el medio de un cerro.
Los compañeros, ni lerdos ni perezosos, lo gastaban con la inefable frase consabida por todos y él más agarraba coraje.
Hasta que un día se cansó y les apostó! " les apuesto 2 kg de asado y dos litros de coca cola, a que aguanto diez cintazos en las nalgas peladas y me los puede dar cualquiera de uds!"
Nadie le creyó, quién iba a creer semejante estupidez, pero recordaron que ojitos azules, era y es estúpido.
" Dejáte de joder Ojitos, qué vas a aguantar vos! te pego dos cintazos y caés redondito, cómo bolita"
" No dale, animate"
El Tony, le decíamos de toda la vida, tenía y tiene unos brazos como roca, espalda ancha, vientre abultado de tomar cerveza, manos de picapedrero, mirada fría, es de esos padres que nunca abrazan a sus hijos y que con la mirada dice todo. Pero, El Tony, no juega, si dice que te la da, es porque ya te la dió.
"Bueno tá, lo hacemos a la salida, cuando venga el camión a buscarnos.... ¿te parece?"
"Me parece" dijo Ojitos y no se le movió un pelo. Había gente como yo que, no daba crédito de la situación, pero bueno, eran dos hombres adultos, pactando algo entre hombres adultos.
El transcurso de la jornada laboral, no fué nada aburrido, bromas de aquí y de allá, que si, que no, que Ojitos aguanta, que El Tony gana, etc. No tardaron en llegar las apuestas, Comenzaron por una coca y terminaron apostando botellas de wisky importado. La situación y el ambiente crecía.
Desde que Ojitos comenzó a trabajar junto con el grupo, era él el que se encargaba de tener el agua pronta para el mate de última hora, el que hacía el asado, calentaba las ollas con guiso, calentaba los tallarines , los ravioles, si es que era día lunes, pues pasta sobraba siempre de los domingos y era lo que llevaban a la obra.
Creo que fué cuando Ojitos comenzó a cocinar y calentar la comida, que comenzó su caída, pues nunca calentó nada bien o se le quemaba o le quedaba frío, o faltaba algo que él se había comido, incluso llegó a no llevar comida, pues aprovechaba y le comía un poco a cada uno. Ojitos no era un santo, pero tampoco un demonio, aunque se corría el comentario de que le pegaba a la esposa y a los hijos. Siempre quedó la duda, pues el suegro que también trabajaba en el grupo, lo soportaba poquito y nada. Era este personaje, el que se encargó de contar intimidades de Ojitos y señora, para todo el grupo y ese tipo de chismes enseguida levanta polvareda y saca a relucir héroes.
Más rápido que pronto llegó la hora de la salida y Ojitos no había terminado de calentar el agua para todos los termos, cuando apareció ircundamente, El Tony!, con un cinto de cuero doblado al medio y fuertemente sostenido por la hebilla. " Bueno, aquí estoy, bajáte los pantalones" el tono de voz, desgraciadamente no lo puedo trasmitir en el texto, pero les juro que daba miedo. Ojitos, que ya estaba más jugado que partido por el tercer puesto, dijo...
" Dale Tony, a ver que tanto tenés!"
" Acordate que son diez cintazos, ni uno menos!" dijo Tony
" No, no, yo me acuerdo, no te hagas problema, vos dale" Dijo Ojitos
Se bajó los pantalones con una práctica que dió para comentarios y sospechas, se agarró fuerte de la baranda del camión, mirando hacia el este. El sol le daba de lleno en el culo peludo. El Tony se arremangó, levantó la zurda con el cinto doblado en la mano y lo dejó caer por primera vez, sobre la delicada piel de las nalgas de aquél estúpido e indefenso hombre. El chasquido sobre la piel, fué inolvidable, el grito también. Alguien dijo " uunoooo, quedan nueve" otros decían, " vamos Ojitos que podés" El segundo chasquido fué desgarrador, las lágrimas comenzaban a salir y la sangre escapó de la carne y la piel lastimada, el tercero, no pensé que llegaría al tercero, también llegó al quinto y al sexto.
Las piernas le temblaban, el estúpido seguía pensando en el asado, las lágrimas y los mocos estaban en el piso bajo su cara, lo que no caía quedaba en su cara. Todo retorcido de dolor, seguía agarrado al camión, yo pensaba que Ojitos iba a ganar la apuesta. Hasta que llegó el séptimo, fué cuando el Tony cambió de mano, le dió con la derecha, con la que escribía y con la que picaba piedra, con la que agarraba la maceta, con la que hacía fuerza con el hacha.
Cambió de mano sabiendo que lo iba a lastimar más, cambió de mano porque no quería perder la apuesta, no le bastó con hacer sufrir a quién momentáneamente odiaba, ahora no quería perder, no quería que Ojitos ganara. Levantó el brazo y quedó entreel sol y mis ojos y por un instante ví el cinturón recortándose en el cielo, entes de caer con rotunda violencia en la carne herida y sangrante de Ojitos. No recuerdo el chasquido, recuerdo que Ojitos soltó el camión y corrió, como un perro buscó el agua más cercana y en un charco de barro se revolcó de dolor buscando anestesiar el sufrimiento. El Tony, quedó satisfecho, el resto del grupo también, los que perdieron y los que ganaron, no lo sintieron así. Vieron un espectáculo digno del Dante y la Divina Comedia, en vivo y en directo, a algunos hasta les salpicó la sangre, de haber seguido hasta carne hubiese saltado.
Todos satisfechos, es que la estupidez y el morbo satisfacen, menos Ojitos.
Faltó a trabajar durante tres días seguidos, tuvo que pagar un asado y dos cocas.
Cuando lo veo por la calle, recuerdo que hay gente que es muy estúpida, pero hay otros que son peores, que son los que los alientan a cometer estupideces peores.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay Leo, que historia. Antes de terminar de leer pensaba que se dejaba pegar para darle de comer a sus hijos...que ingenua.

Un cuento cruel pero muy bien relatado :D

Leo dijo...

Qué historia Lorena, aunque no es verídica del todo. jejejejej ;=D
concuerdo en que es muy cruel.
saludos y qué lindo paseo hicieron por la ciudad de Puebla.

Anónimo dijo...

No es verídica pero lamentablememte hay gente asi.

Estuvo lindo el paseo :D

Anónimo dijo...

Que horrible Leo... ya iba a decir que espero que esa historia (por grotesca que sea) venga de tu imaginación o de una pesadilla que tuviste.
Cuenta de donde la sacaste?

El Maestro dijo...

Hice un pedido de lasagna, para el domingo.
Mita de verdura y mita de carne.

Juliusss dijo...

Buena historia, Leo, una grata sorpresa conocer tus dotes de narrador.

¿Sabes? Cuando tenía yo unos 9 años, en la primaria, tuve un compañero que protagonizó una historia similar: El reto que él mismo se impuso, fue comerse una bolsa entera de "brinquitos" (chile en polvo, agridulce y azucarado) La bolsa contenía 100 sobrecitos. Sobra decirte que no logró su objetivo, que tuvo diarrea durante muchos días y que tuvieron qué llevarlo al médico, por la irritación estomacal tan fuerte que sufrió... Así fue que trascendió mi cuate Francisco (y que se cambió de escuela) y ese evento se convirtió en un referente histórico: "acuérdate, fue poco después de que Paco se cagara en el salón por tragarse tantos brinquitos..."

Leo dijo...

Gracias pos los coments, como siempre da pa la polémica, jajajajaj
la historia no es del todo cierta algún día contaré la verdad.
Maestro, la lasagna fué un éxito, la de verdura y la de carne.

madre histérica dijo...

brinquitos!! por dios pobre pibe!!
llevo 10 años en méxico y nunca tuve la valentía de comerme uno!

Juliusss dijo...

Uno no hace daño, madre, pero si mal no recuerdo, se comió como 70... así que imagínate. Me faltó agregar que iba acompañándolos de boing (de triangulito, por supuesto) y que, verdaderamente, se hizo encima... salió corriendo al baño dejando a su paso pequeños montoncitos de diarrea... De allá fueron a sacarlo un grupo de maestros, para llevarlo diréctamente al hospital.

madre histérica dijo...

pobre chico! entre lo mal que se habrá sentido encima comerse el garron de que toda la escuela se enterera...

los boing son deliciosos!!!