Reflexiones vacacionísticas

Más fácil es creer lo que menos cuesta entender o comprender, más aún si está armado de manera que no plantee dudas que critiquen o cuestionen la información o el texto.
De esta manera somos suceptibles que nos vendan cualquier cosa.
Cuando nos quejamos de que somos adoctrinados o que los servicios que recibimos no son los adecuados, es que en cierta y real forma nos encontramos rodeados de información que no es necesaria para poder desarrollarnos, en buena medida podemos decir que es, información basura.
Todos sabemos que esto pasa a menudo, sin embargo muchos de los éxitos de ventas de las grandes cadenas editoriales son los libros de autoayuda, o medicina holística, o de existencia de extraterrestres, o cientos de cosas que aparentemente están apoyados en descubrimientos científicos, pero que tal vez no resisten ni el más mínimo planteamiento de dudas razonables.
Basta con recorrer la mayoría de las bibliotecas hogareñas y constatar que los éxitos de ventas están ahí.
Aunque todos sospechamos que la cultura (en el estricto sentido de ésta palabra) se encuentra en peligro, no hacemos o no sabemos que hacer, tal vez no tenemos el tiempo necesario, pues luego que terminamos nuestra jornada, estamos tan canasados que no nos detenemos a pensar en lo que realmente importa.
Tal vez cuestiones que no son nada importantes o planteadas de un forma poco elegante, pero estoy seguro que el futuro tiene que ver con esto.